Abascal planta cara a la «comunista» Díaz y ambos eclipsan a Sánchez
Abortada por el PP la tramposa estrategia de RTVE, coordinada con Ferraz, de montar un debate donde la coalición del Gobierno «progresista» se enfrentara a la alternativa inevitable de la «ultraderecha» representada por PP y Vox, la cita de anoche en la televisión pública se había convertido en un engorro para Pedro Sánchez y una oportunidad para su vicepresidenta, Yolanda Díaz, y el líder de Vox, Santiago Abascal. Sólo ellos tenían algo que ganar. Y ambos eclipsaron a un presidente que, tan preocupado como estaba por no volver a dar la imagen excitada e irrespetuosa del cara a cara con Feijó, por momentos cayó en la apatía.
No hubo atril vacío para Feijóo, pero sí conexión en directo con una sede del PP cerrada, ajena al debate tras la rotunda victoria de Feijóo en el cara a cara con Sánchez en Atresmedia. También ácido comentario del moderador («El elefante en la habitación que gire»), Xabier Fortes, a quien el PP no concede la neutralidad que se debe presuponer a un periodista de una televisión pública después de los comentarios que plasmó en Twitter para forzar la presencia en el plató del partido favorito en todas las encuestas. Salvo la del CIS de Tezanos, naturalmente.
Estaban pues los tres candidatos que el domingo quedarán por detrás de Feijóo en votos. Sánchez sin poder atacar a Díaz («¿Verdad, Yolanda?») porque ha gobernado cuatro años con ella y se ha comprometido a seguir haciéndolo. Díaz intentando tímidamente marcar alguna distancia con Sánchez («Sí, Pedro, es muy importante pero la Ley de Vivienda ha llegado muy tarde») cuando ha sido su fiel vicepresidenta frente a la oposición interna de Podemos en el mismísimo Consejo de Ministros. Y Abascal, sin poder mirar a Feijóo para afearle sus permanentes apelaciones al PSOE en busca de acuerdos, pero sin hipotecas ni complejos ante sus adversarios de plató («Usted, señora Díaz, representa al comunismo, el régimen más criminal de la Historia junto al nazismo»).
El primer bloque del debate, el económico, fue un sopor que asustó hasta al moderador. Una sucesión de monólogos donde el presidente y su vicepresidenta hicieron pinza sobre Abascal con una complicidad de amiguetes insólita en un debate donde ambos se disputaban el voto de la izquierda. Varias veces acabó Sánchez su argumento con un expresivo «¿Verdad, Yolanda?». Y en otras ratificó los de su compañera con un «efectivamente», a la que trató alguna vez como «vicepresidenta» en lugar de candidata. Tanto almíbar que, de haber habido público, alguien hubiera acabado coreando «¡Que se besen, que se besen!» tras escuchar a Sánchez y Díaz felicitarse por los datos de empleo, salario mínimo, pensiones, etc.
El capítulo de políticas sociales permitió a Abascal echar en cara a sus adversarios los «monstruos» que ha puesto en la calle la ley del sólo sí es sí. «Ustedes han desprotegido a las mujeres y están inhabilitados para un cargo público por muchas pegatinas moradas que se pongan en la solapa», afirmó. Y apretó en su crítica a la ideología de género: «Esto es lo que han logrado, borrar a las mujeres. Si un hombre se declara de sexo femenino y pega a su mujer no es percibido como violencia. Y si un hombre se declara de sexo femenino puede entrar en un vestuario femenino, o puede tomar una plaza en la función pública una plaza ocupada para las mujeres».
«No le tengo miedo»
Díaz exhibió las fotografías de dos cargos públicos de Vox riéndose supuestamente en un minuto de silencio tras un atentado machista («Dejen de reírse de las mujeres. No le tengo miedo, señor Abascal»), el candidato de Vox le acusó de manipular la imagen y contraatacó con la condena de un asesor de la todavía vicepresidenta por pederastia. El primer momento, en cualquier caso, en el que el debate pareció avivarse. Hasta el punto de que Abascal y Díaz se lanzaron la misma pregunta, «¿Qué es para usted una mujer?», sin que ninguno de los dos obtuviera respuesta de su adversario.
El tercer y último bloque del debate se dedicó a los posibles pactos para formar Gobierno tras unas elecciones que seguramente se salden sin mayoría absoluta para ninguno de los partidos. Fue el momento que aprovecharon, primero el moderador y después Sánchez, para sacudir a Feijóo por su ausencia. «Se avergüenza de aparecer junto Abascal», afirmó el todavía presidente.
Turno para que Abascal enfilara a Sánchez: «Llegó al poder mintiendo a todos los españoles. Dijo que no gobernaría con comunistas y metió a Podemos. Pactó con Bildu e indultó a los separatistas. Es enternecedor escucharle hablar de pactos precisamente a usted». Para el de Vox, la mayoría tejida por Sánchez con sus socios no fue el resultado de una expresión de la soberanía nacional, «sino de una soberana mentira».
Sánchez contraatacó metiendo a Feijóo en la ecuación y definiendo al PP y Vox como un tándem que «defienden una España muy pequeñita en la que sólo caben los que piensan como ustedes». Pero Abascal tenía más munición: «La excepción ibérica de la que presume es la de que usted preside el único Gobierno de Europa con ministros comunistas».
Díaz notó a Sánchez tan desenchufado que decidió echarle una mano pidiendo a Abascal su opinión sobre la supuesta amistad entre Feijóo y «un narcotraficante», una referencia a la foto de Feijóo con Marcial Dorado. El líder de Vox respondió contragolpeando: «No hablaré sobre quien no está. Usted tiene fotos gravísimas apoyando a Hugo Chávez, apoyando a dictaduras y apoyando la ruina de Venezuela».
Minutos de oro
Sin sorpresas tampoco en la despedidas. La vicepresidenta de Sánchez concluyó el debate con un ataque a Vox. «España es mucho mejor que Vox y no vamos a volver al pasado. Para luchar contra el cambio climático, tener alquileres justos, para amar sin miedo, para tener cultura sin censura. Es por ti: es por la juventud, por la generación de mi padre y también de la de mi hija. Es por las mujeres libres. El próximo domingo vota por ti».
También lo hizo Sánchez: «Esta noche les pido el voto para que ganen las mujeres y pierdan los machistas, para que gane la Ciencia y pierda el negacionismo. Para que gane la Cultura y pierda la censura. Para que gane la convivencia y pierda el odio. Para que ganen los aplausos y pierdan las caceroladas».
Abascal empleó su último minuto en afirmar que no basta con echar a Pedro Sánchez. «Hay que derogar todas sus leyes y sólo Vox se atreve al cambio de rumbo necesario para defender lo nuestro, para defender los intereses de todos los españoles», afirmó.